El filtro es un elemento clave para mantener el agua de la piscina siempre cristalina. A grandes rasgos, el sistema de filtración se encarga de limpiar el agua de la instalación y devolverla en perfecto estado a la piscina.

Estos dispositivos pueden funcionar con arena de sílice o vidrio como medios filtrantes. Cuando el agua pasa por el filtro, los granos de arena o los pequeños cristales colocados en su interior retienen cualquier impureza presente en el agua y la dejan en condiciones ideales para su disfrute.

Tanto la arena como el vidrio son sistemas filtrantes de gran eficiencia, aunque existen algunas diferencias que conviene tener en cuenta a la hora de escoger la opción más conveniente para nuestra piscina.

La arena es el medio filtrante más conocido y habitual. Se utiliza desde hace años y ofrece una gran relación calidad-precio. Por lo general, los filtros con arena de sílice presentan una vida útil de unos 5 años. Dado que la arena tiene tendencia a compactarse, y al ser un elemento poroso favorece que las bacterias se queden adheridas a la arena, para garantizar la máxima eficiencia es necesario efectuar un mantenimiento adecuado y comprobar de forma periódica que los granos de arena no se hayan apelmazado.

Por otra parte, el vidrio es un medio filtrante más nuevo y de menor densidad que la arena. Por ello, para rellenar el filtro se necesita aproximadamente un 15% menos de peso. Esta reducción de peso y el hecho de que los pequeños cristales no se compactan, ni es un material poroso, se traducen en una reducción de costes en el transporte y en una prolongación de la vida útil del filtro de hasta 10 años.

El ahorro energético es otra de las ventajas de los filtros de vidrio. Al no compactarse tanto como la arena, para mantener la piscina impecable se necesitan menos lavados, por lo que se consume menos agua, electricidad y productos químicos.

Producto añadido a la lista de deseos
Producto añadido a comparar